I. Modelo General: Centro orientado a la conservación y desarrollo de la dehesa fría como explotación modelo multifuncional y agroecológica.

La finca de Castro Enríquez supone un gasto anual de 660.000€, recuperando por los ingresos de la misma la cantidad 180.000€, suponiendo por tanto un gran déficit para los escasos resultados que se obtienen de la misma, no tanto por la falta de beneficios, si no por los escasos resultados en investigaciones y desarrollos, puesto que estos gastos se dedican únicamente al mantenimiento de una explotación agraria como cualquier otra, encontrándose pendiente de obtener la carta verde después de muchos años de bloqueo de la misma.

A este respecto, parece que este año por fin la situación sanitaria cambiará, pudiendo empezar una nueva etapa de gestión. Es por ello, que es el momento de repensar Castro Enríquez, y ponerlo al servicio del campo de Salamanca. Ganemos Salamanca que el mejor modo y objetivo fundamental debería ser la gestión de excelencia, la investigación y la extensión agraria.

a) Unidad de excelencia en la gestión de la dehesa fría.

En primer lugar, la dehesa debe convertirse en una unidad de excelencia en la gestión de la dehesa fría salmantina, en la cual se realice una gestión modelo que sirva de referencia a las dehesas del resto de la provincia, en cuanto a la producción diversa, multifuncional y ecológica, controlada mediante sistemas informáticos con bases de datos que incorporen información geográfica, para disponer de indicadores estándares de las producciones y la gestión técnica e incluso económica.

Este primer objetivo requeriría la redacción de un plan general de gestión agrosilvopastoral de los recursos de la dehesa en toda su extensión, incorporando la trazabilidad de la gestión y sus productos, mediante certificación de su sostenibilidad (los estándares más extendidos son FSC y PEFC. El sistema de explotación debe partir de la tradicional gestión “al tercio”, en función de las características de los suelos, debiendo incorporar el porcino ibérico y el cultivo de plantas forrajeras, e incluso cereales y proteaginosas para pienso, dentro de la alternativa tradicional de las tres hojas de “pasto, labor y monte” y la reconversión en agricultura ecológica de toda la explotación.

Este plan de ordenación (planificación estratégica) debe estar orientado a la sostenibilidad de la dehesa en sus aspectos ambientales, sociales y productivos e incluir:

  • Análisis del estado actual de la dehesa (y de la evolución histórica de la gestión) y los servicios ecosistémicos (SE) que puede proveer la dehesa (apoyo/soporte, aprovisionamiento, regulación y culturales)

  • Estudio de la compatibilidad espacio-temporal de los SE y priorización de los mismos

  • Planes de gestión integrados: Plan dasocrático para la parte de monte con el objetivo de persistencia del arbolado como objetivo principal definiendo la norma selvívola, la forma y temporalización de la regeneración y el plan de podas (intensidad, forma,…), además debiera incluirse un seguimiento de la producción de bellotas; Plan pastoral que incluiría el plan de manejo del ganado y el plan de mejoras de los pastizales; Plan de cultivos para el tercio de labor;

Además debe haber un plan táctico (a 5-10 años) y un plan operativo (anual) para definir exactamente los actuaciones para cumplir los objetivos del plan de ordenación.

El monte debe considerarse como el elemento principal del sistema, debiendo establecerse una planificación de desmoches, olivados y sistemas de regeneración, incluidas repoblaciones, a través de un suficiente acuartelamiento y una adecuada protección que posibilite el mantenimiento y desarrollo del monte mediterráneo presente (encinas, robles, alcornoques, etc.), incluyendo también el estrato arbustivo en determinadas zonas, como zona de refugio y conservación del originario ecosistema, que además tiene protección en la directiva hábitats, (las asociaciones Quercus rotundifolia-Genista histryx y similares). Los aprovechamientos, labores y operaciones deben controlarse adecuadamente, incluyendo los detalles de los costos y las distintas producciones (leñas, carbones, incluso los retazos…) , mediante los sistemas de gestión técnica, contable y económica más adecuados a las circunstancias de pluriactividad del modelo de dehesa.

El pastizal debe considerarse la base alimenticia fundamental de los ganados rumiantes de la explotación (caballar, vacuno y ovino) e incluso no rumiantes (porcino y aves), debiendo realizarse un efectivo control de las producciones y el manejo, estableciendo sistemas basados en bases de datos incluyendo posicionamiento GPS o SIG, controlando así la carga ganadera de cada parcela en todo momento, pudiendo llegar al control total mediante un programa de base de datos adecuada, que la misma CIPSA podría desarrollar, con el asesoramiento de los técnicos y empleados de la finca, pudiendo constituir un proyecto estrella en Castro-Enríquez. Este sistema de control integral de información continua y actualizada serviría de base para la mejora genética y el aumento de la productividad económica de los distintos aprovechamientos y el conjunto de la explotación, siendo fuente para realizar distintos estudios.

En este sentido es necesario avanzar en el incremento de la productividad, manteniendo la diversidad de los pastizales existentes y el mantenimiento del arbolado debe considerarse una prioridad, basada en el estudio y catalogación de las diversas asociaciones vegetales existentes, incorporando mejoras de fertilización orgánica para la conversión en majadales, introducción de especies, implantación de praderas permanentes y temporales de secano y regadío y en especial elevación de las cargas ganaderas instantáneas, conforme las más avanzadas técnicas de pastoreo racional.

La labor debe orientarse a la alimentación del ganado para la reducción de piensos y al matenimiento de la alternativa al tercio, recuperando la rotación tradicional, estableciendo en el plan la más adecuada (a tres, cuatro o más años), pudiendo intensificarse en ciertas zonas más aptas para el cultivo continuo, desarrollando experiencias de conservación y mejora de cultivos tradicionales forrajeros de nuestra provincia y con indudable interés ganadero, como las variedades de centeno del país, de la zona de Monleras, o cultivos adaptados de mezclas de cereales y leguminosas, destinadas a la conservación para la suplementación de los animales de la explotación en épocas de carestía, que en las condiciones de la provincia pueden variar entre 5 y 8 meses al año, interesando como es natural, el cultivo de pratenses temporales y permanentes, experimentando distintos sistemas de implantación y desarrollo, con especies autóctonas seleccionadas en la propia zona, fruto de la mejora realizada por las instituciones de investigación salmantinas (trébol subterráneo y otras especies).

b) Centro de investigación agraria.

La gestión modelo debe ir acompañada de un plan de fomento de investigaciones, en el que se enmarquen los distintos proyectos básicos. Estableciendo distintas líneas específicas, muy interrelacionadas con la gestión de la explotación, puesto que la monitorización de las producciones en sí misma ya supone un proyecto de investigación y experimentación.

De este modo, las líneas de investigación se encontrarían relacionadas con la mejora genética de los distintos ganados, basándose en los propios datos de gestión de la reproducción, la mejora de la productividad de los pastizales, la mejora de la gestión del monte (estudios sobre la seca, regeneración, repoblaciones, etc.). Además, sería necesario reorientar la financiación existente para investigaciones, dirigiéndola a proyectos relacionados con la finca y la conservación, desarrollo y mejora de la dehesa fría en condiciones ecológicas.

Esta acción debería de encargarse a un centro de investigación interesado, estableciendo la condición del establecimiento de alianzas estratégicas con otros actores que le complementen, tales como la Facultad de Veterinaria de León o Cáceres, Instituto de la Dehesa de la UEX: inDehesa, Instituto de Gestión Forestal Sostenible-iuFOR de UVA-INIA, etc.

Finalmente, es una buena práctica establecer un panel externo para asegurar la calidad de la investigación (sociedades científicas y/o centros de referencia del CSIC)

c) Oficina de experimentación y extensión agraria

La información y el conocimiento aplicado en agricultura es considerado un bien público, no obstante, la extensión rural agroecológica moderna se debe entender también como animación y empoderamiento comunitario y no sólo como difusión de innovaciones, con un mayor grado de retroalimentación por parte del sector. No obstante, la recuperación del modelo estándar de capacitación y visitas, desarrollado por la FAO y puesto en práctica en nuestro país desde los años cincuenta, sería un avance importante, dado el abandono de la extensión en nuestra región, desde la descentralización de competencias en la Comunidad Autónoma.

El actual modelo de extensión de la Comunidad Foral de Navarra sería el camino a imitar, en este sentido, pudiendo además generar ciertos ingresos, partiendo de la consideración de servicio público, orientado a la experimentación, la capacitación y la difusión de innovaciones agrarias, y que desarrollaría un programa de transferencia tecnológica (encuentros, cursos, boletines, páginas web, redes sociales,….) que incluya buenas prácticas de gestión y resultados de la investigación. Esta oficina se responsabilizaría de la educación y sensibilización de escolares.

Finalmente, se debería de incorporar una escuela de poda y en general de gestión del monte de las dehesas (encinas, robles, quejigos, alcornoques, etc.) en las que se acredite profesionalmente cualquier persona para adquirir conocimientos prácticos para la realización de olivados, desmoches, cortas, descorches, etc. con suficiente garantía profesional, podría ser realizada en el marco de la oficina de extensión, mediante cursos de especialización profesional, dirigidos por expertos en la materia y en alianza con la Consejería de Educación y los Servicios de Empleo de la Junta de Castilla y León.