La complejidad de los asuntos y el ritmo vertiginoso de las instituciones han supuesto una mayor delegación en los cargos públicos en la toma de decisiones en los órganos municipales, siendo una crítica común y sentida por activistas e incluso los propios concejales.

Sin embargo, esta mayor delegación y responsabilidad también ha tenido ciertas ventajas, evitando debates estériles, artificiales y preparados específicamente para generar divisiones internas. Así, es común la crítica en otras agrupaciones municipalistas similares la existencia de un excesivo desgaste interno producido por el debate de mociones dentro de la asamblea de personas a título particular, generando también graves conflictos con partidos políticos.

No obstante, la propuesta de deslindar claramente los campos de actuación, otorgando más peso a los partidos políticos en el ámbito no municipal, podría solucionar la mayor parte de este problema, pues la experiencia demuestra que las mayores discrepancias se producen, fundamentalmente en el ámbito de mociones de carácter ideológico o extramunicipal.

En todo caso, y respecto a  la democracia interna en la toma de posición respecto las propuestas y mociones de carácter puramente municipal, cabría realizar mejoras. Por un lado, sería interesante aumentar la autonomía de los grupos de trabajo, y que simplemente informaran al plenario mensual de la incidencia política pretendida, lo que podría facilitar el aumento de participación en los mismos; y por otro, una mayor apertura en la toma de posición sobre mociones al pleno presentadas por otros grupos, aumentando la calidad de las decisiones, al tener en cuenta no sólo a más personas, sino también a los partidos políticos.

El procedimiento podría ser el siguiente, una vez conocidas las mociones plenarias del resto de grupos, tras la junta de portavoces, todas ellas se trasladarían de forma inmediata al plenario y los partidos políticos vía mail, realizando posteriormente una reunión cerrada de personas participantes en el plenario y registradas, junto con representantes de los partidos, antes del pleno, con el fin de debatir los posicionamientos y estrategias. Esta forma de trabajar debería tener en cuenta el reparto competencial propuesto en mi anterior artículo, con la posibilidad de veto por unirse varios partidos contra un posicionamiento concreto decidido por la asamblea abierta de personas a título particular.

Por otro lado, la escasa iniciativa e implicación en actividades asociativas ha resultado en uno de los problemas principales advertidos al recaer la responsabilidad y el trabajo en los grupos institucionales, quienes deberían dedicarse fundamentalmente a su actividad propia.

En este sentido, cabría recuperar la propuesta aprobada por la Asamblea Ciudadana de 22 de junio de 2015 para la realización de “proyectos con diversos encargados de las diferentes actividades, donde cada activista asumirá un rol, que se reunirán en la reunión de Proyectos, donde se trabajarán las cosas, en vez de hacer estructuras, un proyecto concreto, con principio y final, en el espacio y en el tiempo. Y en la reunión de Proyectos, quizá definir alguna posible remuneración para algunos de estos activistas y cuyas actividades van más allá de lo que puede implicar a cualquier activista”.

Para ello, debería redactarse un proyecto anual de participación ciudadana en el seno de la Asociación, quien debería responsabilizarse de la realización de estas funciones y tareas activistas, tales como organizar jornadas, talleres, reuniones públicas al aire libre en las plazas, o en centros cívicos de los barrios, así como labores de difusión de información y ciberactivismo en redes sociales, fortaleciendo el contacto de la agrupación y los grupos institucionales con la sociedad civil, estableciendo posibles compensaciones económicas.

En resumen, se trataría de mejorar la democracia interna y la participación ciudadana, del siguiente modo:

  1. Dotar formalmente de mayor autonomía de decisión a los grupos de trabajo existentes sobre las distintas áreas municipales, visibilizando mejor su conocimiento.

  2. Ampliar la participación en la toma de decisiones sobre los asuntos municipales del pleno mediante reunión cerrada a miembros del plenario institucional registrados y partidos políticos.

  3. Presentar un proyecto anual de participación ciudadana a ejecutar por activistas, estudiando una posible compensación económica, en el que se incluya la organización de talleres, jornadas temáticas y reuniones públicas en los barrios de forma periódica en plazas y centros cívicos, así como tareas de apoyo en comunicación como reparto y difusión de información y apoyo ciberactivista en redes sociales.